Sisterhood

Goldschmied & Chiari: Libre expresión de la identidad y emancipación económica

Una colaboración artística íntegramente femenina que, independientemente del status quo e impulsada por una pura necesidad narrativa, ha reescrito sin buscarlo la etiqueta de hacer arte en dúo.

Un proyecto que se defina como fiable y esté destinado a aumentar su valor con el tiempo debe incluir la presencia de al menos un hombre en el medio. Pero, sobre todo, no puede prever que dos mujeres comiencen juntas porque, como ya se sabe, están destinadas a no perdurar. Esta es la mentalidad que Sara y Eleonora han desmantelado a través de colaboraciones de éxito y precios en constante aumento en una carrera de 25 años. Son pioneras en afirmar -también desde una perspectiva de mercado- un enfoque de la producción artística basado en una visión y un lenguaje completamente femeninos

Cuando empezamos a trabajar había mucha desconfianza, en primer lugar hacia el dúo, a lo que se sumaba, en nuestro caso, a que somos dos mujeres. En términos de inversión, a todos los preocupaba que no pudiéramos mantener la relación.

Con su dedicación incondicional al deseo de una narrativa sin estereotipos, han contribuido a renovar la atención y la percepción del trabajo de las nuevas generaciones de artistas femeninas, incluso en los espacios del arte institucionalizado. Goldschmied & Chiari ha afirmado y consolidado su proyecto en años en los que, para que se las tomara en cuenta en el mercado, era necesario al menos un hombre en el proyecto, y lo han hecho sin compromisos, investigando con auténtica transparencia intelectual la actualidad social, la percepción de sí mismas, del tiempo y de la conciencia colectiva.

Goldschmied & Chiari: ¿Qué es? 

Sara Goldschmied y Eleonora Chiari fundaron su dúo artístico Goldschmied & Chiari en 2001. Operan en Milán utilizando diferentes medios, entre ellos la fotografía, la performance, el vídeo y el montaje, explorando los conceptos de historia y memoria con un enfoque provocativo, siempre en la frontera entre la ironía y la parodia, la desorientación y un détournement visual y semántico.

En su trabajo, Goldschmied & Chiari enfatizan temas relacionados con la sexualidad y la identidad femenina, empleando frecuentemente su propia presencia física en sus performances. Han logrado reconocimiento nacional e internacional colaborando con instituciones, museos y bienales.

Estábamos tan centradas en la expresión conceptual y visual que no nos dimos cuenta de que con simplemente existir y proponernos estábamos rompiendo moldes. Ha sido una gran aventura.

Sara, Eleonora, queremos empezar inmediatamente con vuestra historia de #sororidad, porque es extraordinaria y porque está íntimamente ligada a la particularidad de vuestro proyecto artístico. ¿Cómo empezó todo?

Nos conocimos en la universidad, ambas formábamos parte de un grupo ciberfeminista, por lo que nuestro primer contacto fue en el contexto del activismo político. Pero luego otra pasión compartida nos permitió conocernos mejor, la fotografía. Ambas hacíamos fotografías y Sara tenía un cuarto oscuro donde revelaba e imprimía. Fue en ese cuarto oscuro donde nos conocimos mejor, donde empezamos a imprimir nuestros primeros trabajos y fue ahí donde decidimos hacer nuestro primer proyecto juntas. Comenzar en el mundo del arte como pareja de mujeres fue interesante y ahora, en retrospectiva, nos damos cuenta de que también fue valiente, pero en ese momento no éramos conscientes de lo fuera de lo común que era. También nacimos como un dúo activista, así como artistas que exploraban lo visual. Al principio estábamos completamente absorbidas por la búsqueda de nuestra autenticidad de expresión, por lo que mientras nacíamos y nos proponíamos como dúo, no prestamos la más mínima atención a que nosotras mismas éramos un mensaje. Estábamos centradas en la expresión conceptual y visual y no nos dimos cuenta de que, con simplemente existir y proponernos, estábamos rompiendo moldes. Ha sido una gran aventura.

Empezar en el mundo del arte como pareja de mujeres fue interesante y ahora, en retrospectiva, nos damos cuenta de que también fue valiente, pero en ese momento no éramos conscientes de que estábamos fuera de lo común.

Han pasado 25 años desde la primera exposición, pero ya trabajabais juntas desde antes. Una relación que, según las estadísticas, dura más que la mayoría de los matrimonios, basada en la libertad y el respeto mutuo. Contadnos más…

Nuestra primera exposición fue en 2001, pero empezamos a trabajar juntas ya alrededor de 1997, 1998, realizando nuestros primeros proyectos. ¿Y sobre nuestra relación? Sí, no es difícil compararlo con un matrimonio, de hecho, quizás sea incluso más sólido, repleto de cambios, mutaciones y transformaciones a lo largo del tiempo. Un extraordinario lapso de tiempo, porque son más de 25 años. Y ni siquiera es difícil definirla como una gran historia de amor, de esas que sientes por una hermana, por una amiga, por alguien que efectivamente se convierte en tu compañera durante una parte de tu vida. La gran fuerza de esta increíble experiencia nace y se nutre, sin duda, de la gran energía que brota de la libertad y del verdadero respeto mutuo.

Cambiar y evolucionar sin perderse es una experiencia extraordinaria que requiere una confianza plena en el otro y el coraje de darle el tiempo que necesita. La vida también nos ha llevado a vivir experiencias diferentes, a tomar decisiones diferentes, pero esto nunca nos ha dividido. Aunque los temas sigan siendo los mismos, una relación viva siempre es diferente, porque somos diferentes a medida que pasa el tiempo y ganamos experiencia. La libertad es la clave. Esta gran libertad nos ha hecho elegir -cada día de una manera distinta- ser libres de elegir, ser libres de elegirnos, respetarnos unos a otros, respetar nuestras propias ideas, nuestras propias visiones y ser capaces de construir una libertad compartida juntas.

La gran fuerza de esta increíble experiencia nace y se nutre, sin duda, de la gran energía que brota de la libertad y del verdadero respeto mutuo. Cambiar y evolucionar sin perderse es una experiencia extraordinaria.

La libre expresión de la identidad implica también la emancipación económica. En este sentido, habéis sido pioneras en el mundo del arte, porque os habéis consolidado, despejando la credibilidad de un dúo artístico íntegramente femenino. ¿Cómo establecisteis el listón para defender al dúo y al mismo tiempo hacer atractivo un proyecto exclusivamente femenino?

Al principio cuando empezamos a trabajar había mucha desconfianza, primero hacia el dúo, y además, en nuestro caso, a que somos dos mujeres. Para el sistema era más aceptable ser pareja en la vida y en el arte, así que estábamos un poco fuera de los esquemas. En términos de inversión, a todos les preocupaba que no pudiéramos mantener la relación. El pensamiento constante era «Vale, os compro ahora, pero después quizá discutáis o ya no seáis una pareja de artistas» y por eso había un poco de desconfianza en ese sentido. Nos encontramos al principio en esa situación híbrida en la que queríamos entrar en el mundo del arte, pero al mismo tiempo nos sentíamos totalmente ajenas. Hoy en día por fin hay un enorme interés por la mirada femenina en el arte.

Femenina y feminista, podríamos decir, algo que en aquella época se tenía menos en cuenta, aunque la generación de mujeres anterior a la nuestra ya había dado una buena sacudida al status quo. Es un lenguaje cada vez más comprendido, que hace años estaba en pañales y no formaba parte del lenguaje formal del arte contemporáneo. Al menos hemos dado este paso. Sin duda, los espacios y las oportunidades se han multiplicado y hay un interés generalizado por el punto de vista femenino en el mundo del arte… pues estamos en 2024. Sin embargo, desde el punto de vista del mercado, la diferencia sigue notándose.

Hoy, por fin, hay un enorme interés por las miradas y los lenguajes femeninos en el arte… Al menos hemos dado este paso… Desde el punto de vista del mercado, la diferencia sigue notándose.

Mirando vuestro compromiso artístico, ¿cuál es el mensaje que más os importa comunicar? ¿Qué cambio proponéis conseguir?

Independientemente del tema único o la forma específica en que le damos forma, el elemento central de nuestro trabajo es el cambio de perspectiva, lo que esperamos poder hacer es ofrecer al espectador la posibilidad de cambiar su mirada, de redefinir sus límites internos

Ya sea historia, ecología, arte o paisajes artificiales, nuestro objetivo es crear un espacio abierto, donde cada lectura sea personal y nunca absoluta. Nos interesa más el proceso que el punto final, una pequeña revolución interna, un momento de reflexión que puede dejar huella.

Lo que hacemos es explorar la visión y la perspectiva, no solo como temas artísticos, sino como herramientas para el diálogo con uno mismo y con los demás. Tenemos más preguntas que respuestas y quizás ese sea el corazón de nuestro trabajo, dejar al espectador el tiempo y el espacio para encontrar el suyo propio, dejando lugar para el invaluable activo de saber cuestionarse a uno mismo.

Nos interesa más el proceso que el resultado final, una pequeña revolución interna, un momento de reflexión que puede dejar huella. Tenemos más preguntas que respuestas… lo cual deja espacio para el inestimable activo de saber cuestionarse.